EL CONTROL DE PROYECTOS Y YO

Por: Felix Soto Morales

Hace 16 años hice un presupuesto y un cronograma para un proyecto personal: mochilear durante un mes alrededor de los Estados Unidos con mi novia —hoy mi esposa—.  La ruta partía desde Miami y de ahí iríamos hacia el oeste, subiendo por la costa de California para luego bordear la frontera con Canadá, en busca de la costa este del norte.

El resultado de mis proyecciones de costo y plazo fue: un ahorro de casi dos mil dólares! (nada mal para alguien que con poca experiencia había planificado su primer viaje al exterior); y llegar a Nueva York cinco días antes de lo previsto. 

Debo resaltar aquí que estamos hablando del año 2000 y en ese momento no había “smartphones” ni “Google Maps” en los cuales apoyarse.  Todo era “con mapa en mano”.

Al finalizar ese viaje no sólo quedamos contentos sino también muy satisfechos de lo que habíamos logrado, sobretodo por el gran ahorro obtenido y porque habíamos completado casi todo el plan trazado. 

Sin embargo ahora, años después, pienso en lo mucho que me faltaba todavía por aprender para organizar, costear y planificar un viaje.

En esa época tenía apenas cuatro años de experiencia en el área de control de proyectos y no he parado desde aquel entonces.

Aunque un buen día de este año, sentado en el Parque de Vigeland, le hice una pregunta casi filosófica a mi esposa: “¿De qué le sirve al mundo un especialista en control de proyectos de construcción?  Se necesita de profesionales en carreras elementales, como médicos, policías o bomberos.  Quizás podría ayudar más a la gente siendo abogado, profesor o como periodista llevando información, pero ¿control de proyectos?  El mundo no necesita de eso”.

Mi esposa, quien hoy es mi community manager, mi contadora, mi asistente, mi jefa de marketing y sobre todo mi promotora, muy calmada replicó:

“Los proyectos de construcción son necesarios en el mundo, han estado desde el inicio de las civilizaciones y seguirán existiendo hasta el final de los días.  Talvez antes no existía la profesión como tal, pero hoy es una necesidad y por eso es que tienes trabajo.  Antes no existían las PC´s y hoy cientos de profesiones giran en torno a ellas”

Yo sólo le pude agradecer por sus palabras diciendo: “Gracias, la verdad no me veo como médico ni como periodista… y además, me encanta lo que hago”.

Definitivamente, si te ganas la vida de una manera legal y honrada de hecho ya es una profesión, y si le agregas el factor de que eres feliz realizando dicha tarea, pues entonces creas un mundo mágico a tu alrededor, como una especie de burbuja, la cual va creciendo y afectando positivamente la vida de quienes te rodean.

Yo encontré mi camino en el mundo de la construcción, específicamente en el control de proyectos y sin siquiera imaginarlo, mi esposa que es periodista, también.  Ya no tengo dudas de mi profesión, hay mucha gente a la que puedo ayudar y aún un camino largo por aprender y eso me entusiasma.

Hoy cuando viajo, mi precisión de presupuesto y plazo es casi exacta, mi esposa dice que soy un maniático de los tiempos y los horarios; y se sigue sorprendiendo cuando ve que en el plan de viaje he programado visitar alguna atracción en un día en particular, pues según mi investigación: ¡ese día las visitas son gratuitas o al menos más baratas!

Maniático o no, se que eso le encanta, y si no es así, pues nunca llegarás a leer esta parte del artículo, porque sí …también es mi editora.

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